viernes, 10 de junio de 2011

Indignados


Vivimos momentos muy difíciles. El desencanto se ha apoderado de muchos, la rabia y la frustación está haciendo lo que hace unos meses parecía imposible, la gente se está movilizando y está pidiendo responsabilidades a la decadente clase política que tenemos. La población está en estado de semi-guerra, se está situando en la periferia del sistema, y esto puede traer consecuencias imprevisibles. Las personas nos volvemos peligrosas cuando no tenemos nada que perder y cada vez somos más y más los que nos encontramos en esa situación. Las reivindicaciones sociales, creo que están más que justificadas. Estamos más que hartos de los golfos que nos mal gobiernan, y tenemos derecho a quejarnos, entre otras cosas, porque los que pagan las golferías de los políticos, banqueros, empresarios y demás chusma aristocrática, somos los mismos, la clase media.

Dicho esto, creo que la forma de actuar, tiene que ser respetuosa, porque hay que distinguir entre las instituciones, y quien las gobierna. El movimiento no debería de estar en contra del sistema, debería de estar en contra de quien maneja el sistema. Nadie en su sano juicio, hundiría el barco sobre el que navega, porque no está de acuerdo con las decisiones de su capitán. Con esto quiero decir, que la protesta, se debe de hacer desde dentro del sistema, ya que es por el que debemos luchar.

Se han hecho muchas pruebas, ha habido a lo largo de la historia, diferentes modelos de sociedades, y desde luego, para mi, el más completo es el que tenemos. El sistema capitalista tiene, como todos, puntos buenos, puntos menos buenos y puntos malos. Apostemos por dar un giro, conservando lo que sabemos que funciona, y dejando atrás las corruptelas y abusos.
Sueño con una alternativa, que no tenga que ser de izquierdas, ni de derechas. Sueño con una alternativa que sea la del sentido común. No hay porque renunciar a las cosas que funcionan de unos y de otros. Construyamos entre todos esta alternativa. Hablemos, negociemos, luchemos si es preciso, pero no dejemos que esto se hunda. Porque cuanto más caigamos, desde más abajo nos va a tocar levantarnos.

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