jueves, 9 de diciembre de 2010

Sultan Of Swing


Hoy toca hablar de la amistad. Que concepto más sencillo, pero que ejecución más compleja. O no, quizás es cuando la ejecución es compleja, deja de ser amistad, para perderse en el enrevesado mundo de las relacciones afectivas entre las personas. Porque la amistad tiene que ser algo ágil, algo dinámico, algo que no necesitemos engrasar cada día. Es por eso que aunque muchos no lo crean, es tan díficil de encontrar. No soy de los que piensan que la amistad se "desgasta" con el uso, soy de los que piensan que cuando el sentimiento es desinteresado, es como esos relojes caros, que según la publicidad, llevan un cristal inrayable. Cuando uno encuentra un amigo, no lo celebra, porque no se da cuenta. El sentimiento no se desarrolla de hoy para mañana, lleva su proceso de maduración, como el buen vino.

Es en éste proceso, donde caen tantos y tantos mitos. De quien pensabas que era y te demuestra lo contrario, o de quien no sospechabas, y te regala esos minutos, o esa sonrisa, que tanto necesitabas. Un amigo es como esa canción que siempre te ha gustado, y que cada vez que la necesitas, nunca te defrauda. A cambio, tu siempre la llevas en tu CD, sea cual sea el estilo y el momento del mismo.

Ahora mismo, recuerdo a mi amigo Aurelio, al que llevaba sin ver quizás 10 años, pero fue la semana pasada, cuando en un semáforo, al girar la cabeza, apareció en el coche de alado. Tres palabras de coche a coche, y un sentimiento dificil de explicar.

Fue en ese momento, cuando busqué en mi Ipod, a los Dire Straits, y camino a casa, sonó majestuoso el punteo de los Sultan Of Swing.

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